EXPERIENCIAS PERSONALES

Historia de una vida
Antolín Castro relata su experiencia en la residencia San Juan de Dios
Soy Antolín Castro Millán. Desde muy joven he sido gerente de una panadería y confitería en Espejo, mi pueblo. Llevo seis años en la residencia San Juan de Dios, en la que ingresé con mi esposa, debido a que fue diagnosticada de la enfermedad de Alzheimer y los médicos me aconsejaron una residencia. Yo escogí este centro residencial de Montilla por estar cerca de mi pueblo, y creo que fue un acierto enorme. Aquí estoy a gusto y contento.
Ahora, a mis 93 años y mi mujer 92, no puedo contar nada más que cosas buenas del centro, tanto del personal, al que le tengo mucho cariño, como todos sus servicios, con trato exquisito a todos los niveles.
Desde nuestro ingreso siempre nos han tratado como una familia. En mi caso, se nota aún más por no tener hijos y no recibo nada más que atenciones y quiero que esto sirva para agradecer una realidad. En la residencia, tanto la comida con la higiene son de máxima calidad, siendo dos elementos muy importantes en nuestra vida, y más si cabe a nuestra edad.
Nos divertimos mucho, también, con las actividades que Antonio prepara en la residencia y lo bien que nos trata a todos. Pero lo que más me gusta es el cine de los viernes por la tarde. En una pantalla grande, vemos una película que elegimos durante la semana que a todos nos guste.
Estaría dispuesto a enseñar mi habitación y todo lo que hiciera falta a quien quiera, o necesite por cualquier motivo vivir en un centro residencial. No pretendo nada más que hacer el bien a todos los que se encuentren en mis circunstancias.
Autor: Antolín Castro Millán.